¡Señor
Jesús!, sofoca los vientos de esta tempestad, y de otros sistemas, que nos
amenazan. Así como calmaste el Mar de Galilea para tus discípulos.
!Oh Señor!,
atenúa los vientos, calma las aguas, introduce fuerzas de la naturaleza que perturben
la configuración de ésta tormenta, disipa su malignidad.
Debilita.
Reduce drásticamente su interior. Desorganízale.
Envíala
inofensivamente hacía las aguas. Que todos nos demos cuenta de nuestros
pecados. Y del pecado que causa unos fenómenos así. Danos la fuerza, para que
nos esforcemos en purificarnos, y no padecer una catástrofe.
! OH Señor! Influye:
en estos vientos, en estas aguas, en estos sismos, en estos tifones, en estas
tormentas.
Contrólale
Señor; que desaparezcan y se pierdan mar adentro. Que se dispersen sin hacer
daño. Expúlsale Señor de todas las costas sin hacer dañar a ningún ser viviente
que esté en su camino.
Te lo pedimos
Amado Padre Celestial con toda nuestra devoción, que se haga de acuerdo a tu
voluntad, bajo la Gracia, de manera perfecta, Gracias Padre que has escuchado
esta oración.
AMEN, AMEN, AMEN.
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