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domingo, 26 de mayo de 2019

Alimentación consciente

Hay unos alimentos que nos ayudan a mantener la armonía interior, y otros que tienden a crear desarmonía.

No tengo ninguna intención de dictaminar qué tiene que comer cada uno, ni mucho menos; la mayoría de los médicos se ponen de acuerdo en decir que hay que comer de todo, y no voy a ponerlo en duda.

Pero sí quiero hablar de otros puntos de vista, y luego que cada uno elija qué hacer.








Antropológicamente no estamos preparados para asimilar algunos alimentos: no tenemos uricasa, la enzima que disponen todos los carnívoros y la mayoría de los omnívoros para poder descomponer el ácido úrico que se produce como consecuencia del consumo de carne; los intestinos de un carnívoro son sólo tres veces el largo de su tronco, están preparados para una rápida expulsión de los alimentos que se pudren con más facilidad y rapidez (alimentos como la carne), mientras que los intestinos nuestros son similares a los de un herbívoro, midiendo doce veces la longitud del tronco y asimilando lentamente los alimentos para tratar de tomar el máximo de nutrientes posibles (lo que significa que si los alimentos dejan residuos ácidos estos pasan a la sangre en mayor proporción); al mismo tiempo, los bolos alimenticios de una dieta carnívora al pasar tanto tiempo en los intestinos acaban fermentando y eso hace que asimilemos sustancias tóxicas; el hígado nuestro elimina entre diez y quince veces menos ácidos que otros animales no herbívoros; para tratar los ácidos nuestro cuerpo pone en hiperfunción al hígado y al bazo, y además utiliza las reservas que tiene de minerales alcalinos como por ejemplo el calcio, con lo que hace que paradójicamente el consumo de alimentos como la leche de vaca sea precursor de osteoporosis; la reacción de dichos minerales con los ácidos produce sales como el urato de calcio que luego se acumulan en los tejidos blandos y en las arterias y pueden producir arteriosclerosis u otras disfunciones; nuestra saliva tiene ptialina, una sustancia química que digiere los almidones y que no tiene la saliva de los animales que están más adaptados a la digestión de proteínas animales. Hay un largo etcétera, como por ejemplo la cantidad de porquería que le echan a los animales y que luego se acumula en su carne y pasa a nuestro cuerpo.

Para no alargar más el tema de la alimentación, resumiré que los alimentos que acidifican el cuerpo son las carnes (y en general, los productos que vienen de animales), las harinas muy refinadas o las que vienen del trigo, los alimentos que llevan gluten, el café, el alcohol, algunas frutas muy concretas como el plátano (por el tipo específico de azúcares que lleva), el azúcar refinado (el integral tiene minerales necesarios para nosotros), las comidas pesadas, las comidas demasiado cocidas o las muy procesadas.

En cambio, los alimentos alcalinos suelen ser más verdes, más frescos y más “vivos”, como la mayoría de las verduras y sus jugos.

Si los médicos dicen que hay que comer de todo imagino que será saludable siempre y cuando haya

más proporción de alimentos alcalinos que acidificantes en nuestra dieta, lo cual no significa que hay que dejar de comer carne, pero sí que tendría que representar un máximo de un 9% de nuestra dieta.

Hay que usar el sentido propio y no es recomendable pasarse a ningún extremo. Por sobre todos los consejos debes realizar los cambios cuando estés en sintonía con tu alma, trátate bien en tu evolución a la consciencia maestra.

NOTA: en mi país Uruguay recomiendo las charlas, cursos y talleres brindadas por el Ingeniero Agrónomo Fernando QUEIROS sobre temas relacionados.



En mi blog, encontraras temas para tú propio crecimiento interior. Si has llegado hasta aquí no es por casualidad. Tu decides si deseas quedarte.... Gracias por Ser y por estar. Reciban ahora mis bendiciones en AMOR Y SABIDURÍA DIVINA. Milton Ballesteros Maestro de Reiki

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