Importancia de los Salmos
En el Antiguo Testamento tenemos 150 salmos.
Son una colección, que se remonta en parte a varios milenios, de cantos y oraciones que se rezan aún hoy en la comunidad eclesial, en la llamada Liturgia de las horas.
Los salmos son de los textos más hermosos de la literatura universal y conmueven también inmediatamente a los hombres modernos por su fuerza espiritual.
El afamado Báal Shem Tov, fundador del Jasidismo, les decía a los judíos pobres de su comunidad: “Os quejáis de que no podéis servir a Elohim como es debido, como está escrito; sin embargo lo hacéis por medio de vuestras penurias y de vuestras lágrimas.
Os lamentáis de que no podéis estudiar porque no sabéis lo que está escrito en los libros sagrados; pues podéis servir a Elohim con todo lo demás; recitando los Salmos podéis llegar hasta las más altas esferas celestiales.
El corazón es lo principal; el amor a Elohim, a la Torá, al prójimo, esto es lo fundamental.” (Antología del Jasidismo, Israel Gutwirth)
Por otro lado, los autores kabalistas, han escrito libros sobre “el poder milagroso de los Salmos.” Incluso algunos kabalistas hablan del “poder mágico de los Salmos.”
Algunos dicen que es mayor el poder de los Salmos cuando se leen en hebreo.
¿COMO APRENDIÓ JESÚS A ORAR?
Jesús aprendió a orar en su familia y en la sinagoga.
Pero Jesús superó los límites de la oración tradicional.
Su oración mostraba una unión tal con el Padre del cielo como sólo la puede tener quien es el "Hijo de Dios".
Jesús, que era a la vez Dios y hombre, se familiarizó, como los demás niños judíos de su tiempo, con los ritos y formas de oración de su pueblo, Israel.
Pero, como se manifestó en el episodio de Jesús a los doce años en el templo (Lc 2,41 55), había algo en él que no podía venir del aprendizaje: una unión original, honda y única con Dios, su Padre del cielo.
Jesús, como todas las personas, esperaba el mundo nuevo y oraba a Dios.
Pero al mismo tiempo era también parte de ese otro mundo.
Ya en esto se notaba: un día se rezaría a Jesús, se le reconocería como Dios y se le pediría su gracia.